Dos personas más fallecieron este fin de semana en medio de las manifestaciones en Perú que elevaron a 62 las víctimas mortales registradas bajo el régimen de Dina Boluarte tras la salida del expresidente Pedro Castillo en diciembre de 2022.
Las protestas demandan la renuncia de Dina Boluarte, el cierre del congreso, nuevas elecciones y nueva constitución.
Si bien el foco de las protestas está en el sur del país, los hechos de violencia donde se dieron los decesos del fin de semana ocurrieron en la localidad de Virú, en la región norteña de La Libertad y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) que desde el 17 de enero albergaba a manifestantes que llegaron del sur del país para participar de la toma de Lima.
Una tanqueta derribó la puerta de rejas y un numeroso contingente policial ingresó violentamente, reproduciendo acciones de tiempos de dictadura militar, los policías armados con fusiles entraron con violencia reduciendo a la residencia universitaria, producto de este atropello fueron las 200 detenciones irregulares. Abogados que pretendían asistir a los detenidos y Congresistas de izquierda que lograron llegar a las instalaciones no se les permitió el ingreso.
El régimen de Dina Boluarte dice que respeta el derecho a la protesta, pero la criminaliza y la reprime violentamente. La intervención policial en la Universidad de San Marcos busca intimidar y desmovilizar a los numerosos pobladores que han llegado a Lima desde distintas regiones para protestar en la capital, informa Pagina 12.
Las muertes volvieron a traer dolores conocidos a Perú; la distancia entre Lima ( como bastión de las oligarquías peruanas) y las provincias (que concentra las fuerzas populares postergadas que demandan soberanía y representación política) se profundizó violentamente, algo había quedado en evidencia tras las elección del 2021, cuando Castillo y Keiko Fujimori (hija del dictador encarcelado, Alberto Fujimori) se disputaron la Presidencia.
