Bolivia celebra un importante logro en su industria agrícola al dar un adiós definitivo a la importación de abono con la implementación de 13 modernas plantas industriales especializadas en agrofertilizantes y bioinsumos. Esta iniciativa representa un cambio significativo en el panorama del país, que ahora se posiciona para ser un exportador en este sector.
La noticia fue anunciada por el Gobierno, que destacó el impacto positivo de esta transformación en el ámbito agrícola. Gracias a las abundantes reservas de recursos hidrocarburíferos y evaporíticos, así como al avance en la industrialización, Bolivia ha encontrado un nuevo filón productivo en los agrofertilizantes. Esta apuesta impulsa el desarrollo de la producción agrícola y, a su vez, garantiza la soberanía y seguridad alimentaria en el país.
Las 13 plantas industriales, mayoritariamente dedicadas a la producción de agroinsumos, se encuentran distribuidas en seis departamentos de Bolivia. Un ejemplo destacado es la Planta de Amoniaco y Urea ubicada en Bulo Bulo, Cochabamba, que opera al 100% de su capacidad. Esta planta no solo abastece la demanda interna, sino que también exporta sus productos a países vecinos como Brasil, Argentina y Perú.
El impacto económico de este cambio en el sector agrícola es notable. En 2022, Bolivia obtuvo ganancias por un total de $us 228 millones provenientes de la venta de urea, fondos que ingresaron al Tesoro General del Estado (TGE). Además, hasta junio del presente año, se ha facturado más de $us 46 millones por la comercialización de 123.908 toneladas métricas (TM) de urea granulada.
Esta consolidación en la producción de agrofertilizantes no solo permitirá a Bolivia satisfacer sus propias necesidades agrícolas, sino que también se proyecta como un actor relevante en el mercado de exportación hacia países vecinos. El desarrollo de esta industria no solo generará ingresos para el país, sino que también reforzará su posición en el ámbito regional.