La creación del BRICS, en su primera reunión en Ekaterimburgo, Rusia, en mayo de 2008, marcó el inicio de una colaboración económica y política que se ha consolidado en la organización que hoy conocemos como BRICS, con la incorporación de Sudáfrica en diciembre de 2010. Hasta la fecha, este grupo ha celebrado quince cumbres, cada una marcando avances significativos hacia su visión compartida para el año 2050, donde el crecimiento económico y demográfico juegan un papel clave.
El propósito fundamental del BRICS es establecer un contrapeso a la hegemonía del G7. A pesar de la marcada diferencia poblacional, el G7 controla el 31% de la economía mundial, mientras que el BRICS maneja el 24%. La decimoquinta cumbre, en esta ocasión en Sudáfrica, cobra especial relevancia para Bolivia, un país con una economía emergente. En caso de que se consolide la creación de una moneda para el BRICS, las monedas locales requerirían un respaldo económico sólido, incluso considerando el respaldo en oro, para competir con el dólar.
La clave para este propósito radicaría en generar un ciclo económico de compra y venta de activos financieros respaldados y establecer acuerdos serios de intercambio, siguiendo el ejemplo de la Unión Europea. Este enfoque contribuiría al crecimiento económico sostenido del país.
Desde el 12 de junio, Bolivia formalizó su solicitud para unirse al bloque de los cinco países que en conjunto representan más del 30% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, un paso significativo en su trayectoria hacia la economía global y el fortalecimiento de su posición en el escenario internacional.
El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Arce, ha emprendido su viaje hacia Sudáfrica para participar en la XV Cumbre de los BRICS, una plataforma que reúne a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. La participación de Bolivia en este evento, programado para el 24 de este mes, tiene como objetivo presentar la fortaleza del Modelo Económico Social Comunitario Productivo del país.