El Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, a través del Fondo de Desarrollo Indígena (FDI), ha dado un paso significativo en la reactivación económica y el fortalecimiento de la actividad pecuaria en el municipio de Camiri, en el departamento de Santa Cruz, al suscribir un convenio para el financiamiento del proyecto “Mejoramiento y manejo de ganado bovino mediante la tecnificación agrícola para la disponibilidad de forraje en época de estiaje“.
Con un enfoque integral, el proyecto tiene como objetivo principal potenciar la actividad pecuaria en la región, beneficiando a 100 familias productoras. Se destinarán recursos sustanciales para llevar a cabo varias iniciativas clave, con el propósito de superar los desafíos relacionados con la disponibilidad de forraje durante las épocas de sequía y mejorar las condiciones de alimentación del ganado bovino.
El ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Remmy Gonzáles Atila, dio a conocer los detalles del proyecto, destacando que se asignaron 500 millones de dólares para la construcción de represas y atajados en áreas con déficit hídrico. Además, se invertirán 150 millones de dólares en sistemas de riego tecnificado, con el objetivo de llevar agua hasta las parcelas de los productores. El Programa de Alianzas Rurales – PAR III también aportará 300 millones de dólares para infraestructura productiva y otros proyectos destinados a impulsar el sector productivo.
Entre las adquisiciones planeadas se encuentran dos tractores agrícolas, una romplow, una segadora acondicionadora de pasto, un rotoenfardador y una pala cargadora frontal a tracción. Estos equipos serán esenciales para establecer 100 hectáreas de pastizales de la especie forrajera Brachiaria híbrido Camello, mejorando así la disponibilidad de alimento para el ganado bovino durante las épocas de estiaje.
Los resultados anticipados del proyecto son prometedores: se espera una producción anual de 3.000 toneladas de heno forrajero de la especie Brachiaria híbrido, que servirá como alimento para el ganado. Además, se proyecta un aumento en el peso vivo de 300 cabezas de ganado bovino, pasando de 200 kg a 344 kg cada año, lo que resultará en la producción anual de 103,2 toneladas de carne de peso vivo.
Este esfuerzo integral no solo contribuirá a la seguridad alimentaria en la región, sino que también tendrá un impacto directo en la economía de los productores locales.