En un claro indicio de la disminución del poder y la influencia del expresidente Evo Morales, recientes declaraciones y contradicciones han puesto en evidencia las ambigüedades y la falta de cohesión dentro de su bloque político.
La situación se desencadenó cuando Morales anunció inicialmente que el ampliado del Pacto de Unidad en Cochabamba, afín a su línea, había decidido no aprobar más créditos del Ejecutivo en la Asamblea Legislativa. Sin embargo, posteriormente dio un giro de 180 grados e instruyó que sí se aprueben los créditos remitidos por la administración socialista de Luis Arce.
Esta contradicción ha sido interpretada por el viceministro de Coordinación y Gestión Gubernamental, Gustavo Torrico, como una prueba contundente de que “lo que diga Evo no tiene ningún valor“. Torrico señaló que al no aprobar los créditos, los legisladores afines a Morales “le están haciendo daño al país, y política y electoralmente se están acuchillando ellos mismos“.
Además, lo más revelador, según la autoridad de Presidencia, fue la desobediencia abierta de un diputado evista, quien desafió directamente las instrucciones de Morales. “La bancada no le hizo caso. No le hizo caso a su líder, el que supuestamente es el máximo, al que idolatran“, afirmó Torrico.
El viceministro cuestionó el verdadero alcance del poder de Morales, preguntando: “¿Dónde está el poder real? ¿Existe el poder real, Evo, o ya no existe y no te sigue nadie?”
Por otro lado, Torrico restó importancia a las amenazas de Morales sobre un supuesto “estallido social” o “guerra civil”, argumentando que “no hay músculo, no hay conducción, no hay dirección” para una movilización.
Estas discrepancias internas y la falta de cohesión dentro del bloque político liderado por Evo Morales reflejan un debilitamiento significativo de su influencia y liderazgo, planteando interrogantes sobre el futuro de su movimiento en el panorama político boliviano.