El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, reveló ayer que Juan José Zúñiga intentó convencer al comandante general de la Policía Boliviana, Álvaro José Álvarez, para que se sume al propósito de golpe de Estado que terminó siendo fallido.
“Cuando estaba por ingresar al Palacio Quemado, Zúñiga le dice: ‘Álvarez, quiero hablar contigo’. Álvarez se acerca y le dice ‘qué está pasando’, y (Zúñiga) le dice: ‘Tenemos apoyo de la comunidad internacional, tenemos todo un plan. Estamos las tres fuerzas en este momento y solo falta que se sumen las fuerzas policiales’. La respuesta con hidalguía por parte del comandante general de la Policía Boliviana, el general mayor Álvaro José Álvarez Griffith, es: ‘Hace dos días en el aniversario de la Policía Boliviana he jurado nuevamente cumplir la Constitución Política del Estado y hacerla cumplir’, y él (Zúñiga) se retiró e ingresó al Palacio Quemado”, señaló Del Castillo.
El titular de la cartera de Gobierno también explicó que la toma de declaraciones a Zúñiga por lo menos son cinco planas en las cuales reconoce que estaba en marcha el golpe de Estado.
Mencionó que el acompañante de Zúñiga, Arnéz, ha demostrado una completa preocupación debido a que ya se dio cuenta de lo que realmente ha hecho en contra del pueblo boliviano y “en una de sus expresiones por un comentario que hacía uno de los policías dijo: ‘Yo no sé en qué momento logré o logró el señor Juan José Zúñiga hacerme creer que esto era lo correcto’. Ya por lo menos Arnez ha recapacitado que lo que hizo estaba mal y estoy seguro de que estos elementos, sus declaraciones, nos van a ayudar a determinar quién más participa”.
De acuerdo con el ministro Del Castillo, si no se hubiese actuado a tiempo, tal vez se estuviera informando de la pérdida de decenas de cientos o de miles de bolivianas y bolivianos que se hubiesen convocado para defender un gobierno democráticamente electo. “Gracias a la ideología de nuestro presidente Luis Arce Catacora que tuvo el coraje más que suficiente, el heroísmo para enfrentar a Juan José Zúñiga, el patriotismo de nuestra querida Policía Boliviana, el compromiso del pueblo boliviano, no hubiésemos logrado vencer a este golpe de Estado fallido en nuestro país”, dijo.
La plaza Murillo concitó la atención nacional e internacional ayer miércoles, porque fue el escenario de un golpe de Estado fallido. Militares encapuchados, fuertemente armados y con blindados tomaron el centro del poder político sin resistencia en un principio, lo que cambió a medida que pasaban los minutos.
Todo empezó pasadas las 14.30. Las tanquetas y los militares cerraron los ingresos a la plaza del kilómetro cero. Juan José Zúñiga apareció como líder de esta intentona junto a los otros dos ahora excomandantes de la Fuerza Aérea y de la Armada.
Los militares formaron columnas con apoyo de mallas de metal en un radio de una cuadra alrededor de la plaza Murillo, mientras en la Casa Grande del Pueblo permanecían el presidente Luis Arce y su gabinete con la decisión de resistir la asonada golpista.
En uno de los primeros momentos de mayor tensión, una de las tanquetas, que transportaba a Zúñiga y a Juan Arnez Salvador, se apostó al frente del viejo Palacio Quemado. Hasta ahí llegó el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, y le demandó a gritos al militar que “descienda” y pare el golpe.
No tuvo ninguna respuesta y el ministro retornó sobre sus pasos. Zúñiga descendió de la tanqueta, de uniforme y con un chaleco antibalas, y anunció una “verdadera democracia, no de unos cuantos, no de unos dueños que ya están 30 o 40 años manejando el país”.
Incluso anunció la “liberación de todos los presos políticos”. “No puede ser que personal subalterno esté preso por solo haber acatado una orden. Vamos a liberar a todos los presos políticos. Desde (Fernando) Camacho, (Jeanine) Añez, los generales y los tenientes, ese es el pedido de las Fuerzas Armadas”.
El ministro destacó el papel crucial del presidente Luis Arce en la defensa de la democracia boliviana, así como el heroísmo de la Policía Boliviana y el compromiso del pueblo que se movilizó para resistir la asonada. “Gracias al coraje de nuestro presidente y al patriotismo de nuestra Policía Boliviana, logramos evitar una tragedia de gran magnitud que pudo haber costado muchas vidas bolivianas“, afirmó Del Castillo.
El evento, que tuvo lugar en la Plaza Murillo, fue testigo de un despliegue inicial de fuerzas militares encapuchadas y blindadas, las cuales fueron confrontadas por la determinación del gobierno y la población civil de resistir el golpe. El presidente Arce y su gabinete se mantuvieron en la Casa Grande del Pueblo, decididos a defender la institucionalidad del país.
El ministro concluyó su declaración subrayando que el intento golpista fue neutralizado gracias a la rápida acción y la unidad del pueblo boliviano, reiterando el compromiso del gobierno con la democracia y el estado de derecho.