La llegada del expresidente Evo Morales al municipio de Caranavi, en el norte del departamento de La Paz, ha reabierto viejas heridas en la región cafetalera de los Yungas. Hace 14 años, la comunidad vivió una de las peores represiones policiales bajo el Gobierno de Morales, que resultó en la trágica pérdida de dos vidas jóvenes: Fidel Hernany y David Calizaya. El descontento y la indignación resurgen a medida que Morales visita la región, generando un fuerte rechazo entre los pobladores.
En mayo de 2010, Caranavi fue escenario de una intervención violenta por parte de la Policía Nacional, bajo las órdenes del entonces Ministerio de Gobierno. La represión se desató durante un bloqueo en la carretera a los Yungas, donde los habitantes exigían la construcción de una planta procesadora de cítricos, una promesa incumplida por Evo Morales. La operación resultó en la muerte de Fidel Hernany y David Calizaya, quienes fueron abatidos por disparos de bala, además de dejar una treintena de heridos. A pesar de la gravedad de los hechos, el caso fue archivado y no se identificaron a los responsables de la tragedia que conmovió y enlutó a Caranavi.
La Federación Departamental de Comunidades Interculturales Originarias de La Paz ha declarado estado de emergencia ante la llegada de Morales, advirtiendo que el expresidente será responsable de cualquier posible acto de violencia en la región. Los líderes y pobladores locales han manifestado su descontento, cuestionando la falta de desarrollo y apoyo a Caranavi durante los 14 años de gestión de Morales, y acusándolo de solo visitar el municipio en busca de apoyo electoral y de dividir a la población.
“Evo Morales solo aparece en Caranavi para pedir votos y dividir, no porque le interese verdaderamente el municipio. Su gestión dejó mucho que desear, y el municipio fue frecuentemente ignorado. Recordamos que la represión de 2010 fue una herida que aún no ha sanado”, afirmó Fidel Surco, miembro de la Federación.