Una masiva ofensiva de las Fuerzas de Seguridad de Israel (FDI) en el territorio ocupado de Cisjordania ha dejado un saldo de al menos 9 palestinos muertos, según los últimos informes. La operación, que comenzó en la medianoche, se centró en al menos cuatro ciudades: Yenín, Tulkarem, Nablus y Tubas, en una acción militar que cubre gran parte del norte de Cisjordania. Funcionarios palestinos sugieren que el número real de víctimas podría ascender a 11.
El ejército israelí ha calificado la operación como una “operación antiterrorista”, afirmando que cinco “hombres armados” fueron abatidos en ataques aéreos en Yenín y Tulkarem, mientras que otros cuatro murieron en el campamento de Far’a, cerca de Tubas. Las incursiones han generado enfrentamientos armados, con el acceso a carreteras principales bloqueado y restricciones impuestas a hospitales y ambulancias, lo que ha sido condenado por el Ministerio de Salud palestino como una “flagrante violación” del derecho humanitario.
La situación en Cisjordania se intensifica en medio de una creciente preocupación internacional. La Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (OACNUDH) condenó la “respuesta cada vez más militar” de Israel, señalando que la operación se está llevando a cabo de una manera que viola el derecho internacional y podría agravar la ya tensa situación. Además, la ONU enfatizó que la violencia en Cisjordania no constituye un conflicto armado según el derecho internacional humanitario y pidió que el uso de la fuerza se ajuste a las normas de derechos humanos.
En el terreno, la agencia de noticias palestina Wafa informó que las fuerzas israelíes han ingresado en hospitales, obstaculizando el paso de ambulancias y arrasando infraestructura en las ciudades afectadas. En Yenín, se informó que las fuerzas israelíes tomaron el control de un hospital, mientras que en Tulkarem y Tubas bloquearon otros dos centros médicos.
La situación en Cisjordania recuerda a la segunda intifada, cuando las incursiones simultáneas en múltiples ciudades palestinas eran una táctica común. La comunidad internacional observa con preocupación la escalada de violencia, mientras las FDI y la policía israelí mantienen su operación, argumentando que están desmantelando explosivos y neutralizando amenazas en la región.