Temprano este lunes, el Vaticano confirmó una noticia que conmueve al mundo: el Papa Francisco ha fallecido a los 88 años. Su muerte, ocurrida a las 7:35 de la mañana, marca el fin de una era profundamente transformadora para la Iglesia Católica. Su último gesto pastoral —presentarse ante los fieles durante la celebración del domingo de Pascua, a pesar de su frágil estado de salud— fue una muestra final de su entrega, convirtiendo su partida en un acto de martirio moderno.
El cardenal irlandés Kevin Farrell, camarlengo de la Iglesia, fue el encargado de certificar el deceso y anunciarlo al mundo. “Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma ha vuelto a la casa del Padre”, expresó conmovido. “Toda su entera vida ha sido dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia… lo recomendamos al infinito amor misericordioso de Dios Uno y Trino”.
Cuatro días de funeral y la Sede Vacante
La Santa Sede activó de inmediato los protocolos establecidos tras la muerte de un Sumo Pontífice. Esta misma noche, a las 20:00 horas en Roma (16:00 en Argentina), se celebrará el rito de confirmación de la muerte del Papa, encabezado por el cardenal Farrell en el Vaticano.
Los funerales del pontífice se desarrollarán durante cuatro días en la Plaza de San Pedro, dentro del marco de los tradicionales novendiales, las nueve misas en sufragio por el alma del Papa. La fecha exacta de la misa exequial será determinada por la congregación cardenalicia, aunque se espera que tenga lugar entre el cuarto y sexto día tras el fallecimiento.
Siguiendo su voluntad, el Papa Francisco no será sepultado en las grutas vaticanas como sus predecesores, sino en una capilla especialmente acondicionada en la basílica de Santa María la Mayor, templo al que tuvo un especial afecto durante su pontificado.
El legado de un pontífice humilde
Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, fue el 266° Papa de la Iglesia Católica y el primero procedente de América. Su papado se caracterizó por una visión profundamente humanista, centrada en la justicia social, el diálogo interreligioso y la defensa de los pobres y marginados.
En los últimos meses, Francisco luchó contra una enfermedad respiratoria grave. Tras ser internado en febrero en el hospital Gemelli por una bronquitis, le fue diagnosticada una neumonía bilateral. Aunque fue dado de alta el 23 de marzo, su recuperación era delicada. Contra el consejo médico, decidió presentarse el Domingo de Pascua ante los fieles en la Plaza de San Pedro, en un emotivo gesto que ahora se lee como un adiós anticipado.
Un último acto de amor
Durante su aparición final, el Papa recorrió la plaza en el papamóvil, saludando a una multitud emocionada que coreaba “El Papa ni se muere ni renuncia”, sin saber que estaban presenciando su despedida definitiva. Acompañado por su fiel enfermero Massimiliano Strapetti, el Pontífice atravesó la vía della Conciliazione, pasando frente a la embajada argentina ante la Santa Sede, en lo que muchos ahora recuerdan como su “última vuelta olímpica”.
La Iglesia comienza un nuevo capítulo
Con la confirmación oficial del fallecimiento y el inicio de los ritos de la Sede Vacante, la Iglesia entra en una etapa de transición. Durante este período, el cardenal camarlengo asume la administración temporal de la Santa Sede hasta la elección de un nuevo Papa en el próximo cónclave.
El mundo despide a Francisco, el Papa de los pobres, el reformador, el hombre que llevó el Evangelio a las periferias. Su pontificado será recordado como uno de los más humanos, valientes y cercanos del último siglo.
“No tengamos miedo de la ternura”, decía. Hoy, esas palabras resuenan más vivas que nunca.