EL cura depredador sexual fue protegido por la Iglesia Católica, en un internado de Icla, con más de 40 víctimas. Este sacerdote de la Iglesia Católica es acusado por más de 40 personas, tres mayores de edad y 37 niños del internado de San Miguel de Icla, ubicado a 260 kilómetros al este de Sucre, de agresión sexual.
Revich, con un poderoso hermano mayor en la jerarquía católica, lo enjuiciaron por los delitos penales de “corrupción de menores, corrupción de mayores y abuso deshonesto” informa la ABI.
Si bien la Iglesia lo destituyó del cargo después de la denuncias, le asignó otro lejos de Icla, a una población campesina.
El Arzobispado de Sucre prometió abrir sus puertas para que la Policía y la Fiscalía investiguen el caso, pero la Iglesia Católica solo dio el nombre después de mucho forcejeo.
“No sabemos qué edad tiene, cuánto tiempo estuvo en Bolivia, si es extranjero o nacional y en qué lugares del país trabajó para establecer si de ahí también surge alguna información que ayude a aclarar el caso en curso”, declaraba en ese entonces una fuente cercana a la investigación a condición del anonimato, al advertir que “primero se dijo que era rubio y blanco y que en realidad era moreno y panzón”.
En ese entonces los altos cargos de la jerarquía católica chuquisaqueña reaccionó molesta cuando la Fiscalía allanó la habitación de Revich en el internado de Icla y confiscó varias de sus pertenencias, entre ellas una regla con la cual media el pene de sus víctimas.
La iglesia, amenazó con cerrar el internado y dejar sin párroco a Icla, si la investigación seguía adelante.
El funcionamiento del internado, que cobijaba entonces a 58 personas, tenía el apoyo de la Iglesia Católica en Bolivia y de la diócesis de Tréveris, la más antigua de Alemania.
“Entre los proyectos importantes de Tréveris, está la asociación con Bolivia”, señalaba en 2007 la página web de esa organización religiosa.
El internado católico que sostenía Tréveris llenó el vacío económico que tenían los campesinos de las 32 comunidades de Icla, cuarta sección municipal de la provincia Zudañez, y brindó a los niños el derecho de acceder a la educación.
Los campesinos que, expulsados por la pobreza, migraron a Santa Cruz, Cochabamba o España o que vivían en zonas muy alejadas, dejaron a sus hijos al cuidado del centro para que éstos asistan con normalidad al colegio Antonio José de Sucre.
Hubo un momento en el que a pesar de las denuncias contra el sacerdote,y la gravedad de los casos, los padres de familia del internado y del Comité Cívico emitieron un voto resolutivo de apoyo a Eduardo Revich.
La iglesia chantaje al pueblo con dejarlos sin internado y sin párroco, la defensa de los menores denunció, esta situación.