En un esfuerzo por asegurar un desarrollo sostenible y un suministro energético confiable para el futuro, Bolivia ha delineado una ambiciosa estrategia energética que se centrará en cinco pilares fundamentales. El país está trabajando con determinación para consolidar su posición como un actor destacado en el sector energético y garantizar una transformación efectiva hacia fuentes de energía más limpias y eficientes.
Para el 2050, el país a pesar de mantener su dependencia de la energía proveniente de fuentes fósiles, el enfoque está en integrar estas con fuentes de energía renovable para garantizar el suministro energético en el país.
De modo que, los cinco pilares estratégicos fueron anunciados por las autoridades gubernamentales y representantes del sector energético durante un evento que tuvo lugar esta semana, indicó el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina.
La estrategia, que abarca hasta el año 2050, tiene como objetivo principal no solo mantener la seguridad energética del país, sino también impulsar la innovación y la inversión en tecnologías que reduzcan el impacto ambiental.
En suma se trabajará bajo los pilares de: diversificación de la matriz energética, desarrollo de tecnologías limpias, promoción de la eficiencia energética, fortalecimiento de la infraestructura energética e integración regional y comercialización.
Por otro lado, se examinó cómo Bolivia logró mantener los precios de los combustibles estables sin perjudicar la economía de sus habitantes. Además, se resaltó la relevancia del exitoso desarrollo del Plan de Reactivación del Upstream (PRU) de YPFB, que tiene como objetivo aumentar las reservas de gas y líquidos.
Molina, destacó que esta estrategia se basa en un compromiso sólido con el desarrollo sostenible y la mitigación de los impactos ambientales. Además, enfatizó la importancia de la colaboración entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil para lograr los objetivos propuestos.
“Según mediciones de la Organización Latinoamericana de Energía, Bolivia tiene una autarquía hidrocarburífera y, en ese marco, se trabaja en una política energética diversificada que apunte a la transición hacia las fuentes renovables limpias, amigables con el medioambiente”, expuso.
Finalmente, la estrategia energética a largo plazo de Bolivia refleja su determinación de adaptarse a los desafíos cambiantes del panorama energético mundial y su compromiso de contribuir de manera significativa a la lucha contra el cambio climático y el impulso hacia un futuro más sustentable.