El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, fue arrestado este miércoles luego de un proceso de tensión política y legal que lo ha tenido en el centro de una controversia. Pocos momentos antes de su detención, Yoon había accedido a declarar ante la agencia estatal anticorrupción, que lo investiga por diversos cargos. Esta acción marcó un hito en la historia del país, ya que es la primera vez que se emite una orden de arresto contra un presidente en ejercicio.
La detención de Yoon fue precedida por una serie de tensas confrontaciones entre sus seguidores y las fuerzas policiales, quienes rodearon su residencia con más de 3.000 agentes para cumplir con la orden judicial. A pesar de los intentos previos de arresto que no habían tenido éxito, este miércoles las autoridades lograron ingresar a la residencia del mandatario, aunque se enfrentaron con un grupo de simpatizantes que se oponían a la medida.
La situación política en Corea del Sur se ha complicado aún más desde diciembre de 2024, cuando Yoon sorprendió al país con una inesperada declaración de ley marcial. La medida fue anulada rápidamente por el parlamento, pero dejó al país en un estado de agitación política que aún no se ha resuelto. Aunque la Asamblea Nacional aprobó una moción de destitución en su contra, la decisión final recae en el Tribunal Constitucional, que deliberará sobre la permanencia de Yoon en el cargo en los próximos meses.
Mientras tanto, el presidente sigue siendo oficialmente el líder de Corea del Sur, a la espera de que el Tribunal Constitucional decida si continuará en su puesto o será destituido de manera definitiva. La situación sigue siendo incierta, y el país permanece dividido en cuanto al futuro político del mandatario.