Buenos Aires vivió una jornada de extrema violencia este miércoles durante una protesta de jubilados, apoyada por hinchas de fútbol, que derivó en enfrentamientos con la policía. El saldo de los disturbios fue de 45 heridos, más de un centenar de detenidos y severos daños materiales. Entre los afectados se encuentra el reportero gráfico Pablo Grillo, de 35 años, quien se encuentra en estado crítico tras ser impactado en la cabeza por un proyectil de gas lacrimógeno.
Grillo fue trasladado de urgencia a un hospital de Buenos Aires, donde fue sometido a una intervención quirúrgica. Su padre, Fabián Grillo, aseguró que la cirugía “le salvó la vida” y que los médicos realizarán otro procedimiento para evaluar la presión en el cerebro.
Escalada de violencia en la protesta
La manifestación semanal de los jubilados, que exigen mejoras en sus pensiones, contó esta vez con el respaldo de hinchas de al menos 30 clubes de fútbol, además de organizaciones sociales y sindicales. La presencia de los aficionados surgió luego de que hinchas de Chacarita se sumaran a la protesta anterior para defender a un veterano del club que había sido gaseado por la policía.
Antes de que la movilización se iniciara, la policía reprimió con balas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantes. Algunos manifestantes respondieron lanzando piedras y vandalizando mobiliario urbano. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, calificó a los participantes como “sectores que buscan la desestabilización total y absoluta” y afirmó que entre los detenidos había personas con armas de fuego y blancas.
El alcalde de Buenos Aires, Jorge Macri, denunció que “grupos violentos muy organizados” fueron responsables de los disturbios, que causaron daños por aproximadamente 260 millones de pesos (unos 240.000 dólares). Entre los 45 heridos, 20 son agentes policiales.
Por su parte, la vicepresidenta Victoria Villarruel expresó su solidaridad con los heridos y rechazó las acusaciones de desestabilización, afirmando que la protesta fue “un ejercicio de la democracia”.
Reacciones y denuncias
La jueza Karina Andrade ordenó la liberación de 114 de los 124 detenidos, argumentando que la información sobre sus arrestos era “imprecisa” y carecía de detalles sobre los delitos imputados. Esta decisión fue criticada por el gobierno, cuyo vocero, Manuel Adorni, declaró que “los que militan la impunidad en cada fallo también son cómplices”.
La Asociación de Reporteros Gráficos de Argentina (ARGRA) denunció que los periodistas son “objetivos a reprimir” por parte del Ministerio de Seguridad. En un comunicado, la organización señaló que Grillo fue “vilmente herido de gravedad por fuerzas de seguridad” y que “su vida corre peligro”. Además, al menos 20 periodistas resultaron heridos durante la cobertura de los enfrentamientos, uno de ellos con 10 impactos de balas de goma.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, calificó el caso de Grillo como un “accidente no previsto” y acusó a los organizadores de la protesta de intentar “una especie de golpe de Estado” contra el gobierno de Javier Milei.
Cacerolazos y movilización
En la noche del miércoles, se registraron cacerolazos en distintos barrios de Buenos Aires en repudio a la represión policial. Cientos de ciudadanos se movilizaron espontáneamente hasta la Casa Rosada, donde exigieron la renuncia de Bullrich y del presidente Milei.
Los enfrentamientos comenzaron en la tarde del miércoles, cuando algunos manifestantes intentaron romper los cordones policiales instalados frente al Congreso, desencadenando la fuerte represión que dejó al país en estado de alerta.